Por qué evitar los desencadenantes no está ayudando a tu cerebro
Te han dicho que para evitar las migrañas, lo mejor es huir de los desencadenantes. Pero, ¿y si eso estuviera empeorando el problema? Cada vez que evitas algo por miedo a que te dé migraña, tu cerebro refuerza la idea de que es peligroso. ¿El resultado? Una alarma cada vez más sensible. En este artículo te cuento por qué evitar no es la solución y qué hacer en su lugar para empezar a reeducar tu cerebro.


Si sufres migrañas, es probable que te hayan repetido cientos de veces la misma recomendación: “Evita tus desencadenantes”.
Y entonces empiezas a esquivar alimentos, olores, luces fuertes, cambios de clima, estrés, ejercicio… hasta que un día te das cuenta de que vives en una burbuja de miedo, evitando cualquier tipo de "desencadenante" y con migrañas cada vez más intensas y frecuentes.
El problema es que por más que evites, las migrañas siguen ahí.
Y no solo eso. Cuanto más intentas controlar tu entorno para que la migraña no aparezca, más se activa la alarma en tu cerebro. ¡Ufff! Es desesperante, haces TODO lo que deberías de hacer y aun así tus migrañas siguen con más fuerza
Pero, ¿por qué ocurre esto?
El gran error: confundir "desencadenante" con "causa"
Aquí está la clave que nunca te explicaron:
🔴 Un desencadenante no es la causa de la migraña.
⚠️ Es solo el factor que activa una respuesta en un cerebro que ya está en estado de alerta.
💡 Ejemplo: Imagínate que tienes una alarma en casa y que, con el tiempo, se ha vuelto demasiado sensible. Al principio solo sonaba cuando había una amenaza real. Pero ahora, salta cada vez que pasa un coche, cada vez que alguien habla cerca de la ventana, incluso cuando el viento sopla un poco fuerte.
Si te centras solo en evitar el ruido del coche o el viento, no estás resolviendo el problema de fondo. Sigues teniendo una alarma defectuosa que reacciona ante cosas que no son peligrosas.
Con la migraña pasa lo mismo.
Si tu cerebro está en modo alerta, cualquier cosa puede hacer que la alarma suene. No porque el desencadenante sea el problema, sino porque tu cerebro lo ha aprendido como tal.
¿Qué pasa en tu cerebro cuando empiezas a evitarlo todo?
Cuando evitas un desencadenante, tu cerebro recibe un mensaje muy claro:
👉 "Si lo estás evitando, es porque es peligroso."
Y cada vez que repites esa evitación, refuerzas esa creencia en tu cerebro.
📌 Ejemplo real: Si cada vez que ves chocolate piensas "No puedo comerlo porque me da migraña", tu cerebro registra el chocolate como una amenaza real. Y cada vez que lo evitas, refuerzas esa idea.
¿El resultado? Aunque lo evites durante años, el día que por accidente lo comas, tu cerebro lo va a percibir como un peligro inminente… y va a activar el dolor. Pero... y si el chocolate lo comes en un restaurante, dentro de una receta en la que tu no eres consciente que han utilizado chocolate? La migraña no aparece... ¿te ha pasado?
Es decir, la evitación no apaga la alarma, la hace más sensible.
La solución no es evitar, es reeducar
Si quieres empezar a salir del ciclo de la migraña, tienes que enseñarle a tu cerebro que esos desencadenantes no son peligrosos.
Esto no significa exponerte de golpe a todo sin control. Significa hacerlo de forma gradual, con seguridad, demostrando a tu cerebro que puede experimentar ciertos estímulos sin activar el dolor.
📌 Ejemplo práctico:
➡️ Si crees que el queso te da migraña, en lugar de evitarlo completamente, empieza por pequeñas cantidades en momentos en los que estés relajada. Observa qué pasa.
➡️ Si la luz fuerte es un problema, en lugar de usar gafas de sol en interiores, intenta reducir poco a poco su uso y exponerte a la luz natural en momentos en los que te sientas bien.
➡️ Si el estrés es un detonante, trabaja en enseñarle a tu cerebro que puede gestionar momentos de tensión sin que eso signifique dolor.
Cada vez que lo hagas, estarás enviando un mensaje diferente a tu cerebro:
👉 "Esto no es peligroso. No necesito activar la alarma."
El cambio de perspectiva que lo cambia todo
Si has estado evitando desencadenantes durante años y sigues teniendo migrañas, no es porque no lo hayas hecho bien, sino porque ese no es el camino.
El problema nunca ha sido el chocolate, la luz, el ruido o el estrés.
El problema es que tu cerebro los ha interpretado como una amenaza.
Y cuando empiezas a enseñarle lo contrario, el ciclo de la migraña empieza a romperse.
